Andrei Platonov: El paso del tiempo
Frases y Sentimientos por Jenny el 28 de agosto del 2008
La pequeña Tamara no recordaba Tiflis, no era consciente de nada de lo que se escondía en su extinguida primera memoria, únicamente vivía para el futuro. Pero la mayor lo recordaba todo, se compró un quinqué y a veces se sentaba delante de él. La mujer tenía una imaginación viva –la inteligencia de los pobres-, y si su razón se dirigía al futuro, su sentimiento podía volver al pasado, un pasado triste y cada vez más lejano, como la luz del quinqué delante de unos ojos ciegos.
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15 comentarios
Pues a pesar de ser una de las obras más conocidas de este escritor ruso, no la leí, como otras muchas bueno, y no sé exactamente de que va, pero me parece un fragmento bastante triste, lleno de dolor incluso, no sé si me equivocaré, pero si es así, perdona mi ignorancia Jenny.
Un saludo!
Mas bien tendrás que perdonar tu la mia porque no se de que va ni lo leí. Simplemente me gustó el fragmento y es por eso que lo puse Carlos. A pesar de ser triste me ha gustado por lo profundo.
Un saludo.
Hola
He entrado aquí por casualidad, buscando cosas en la red sobre Platonov. Soy un admirador profundo de este escritor, para mí uno de los más queridos sin duda. Si se quiere acceder a su obra, que depara dicha para el alma, pienso que lo más adecuado puede ser el conjunto de relatos que lleva por título, “la patria de la electricidad y otros relatos”, publicado por Galaxia guttenberg. Todavía se puede encontrar este libro. Hay relatos que a uno le llevan hasta las lágrimas y la risa. En Circulo de lectores se publicó hace tiempo “la excavación y otros relatos”,que quizá ya esté descatalogada, y hace unos seis años la editorial cátedra, la novela “Chevengur”. Las novelas son de “largo aliento” y por eso mencionaba como acceso más adecuado sus relatos. En fin, Platonov es la belleza y la felicidad, eso transmiten sus relatos con el paisaje de una tristeza profunda en el fondo.
Rubén , muchas gracias por tu recomendación. Miraré por si en circulo sigue “la excavación y otros relatos”.
Saludos.
Hola
El título exacto es sólo “la excavación”. Es una novela. Yo añadí lo de otros relatos porque además de la novela se incluyen en el volumen algunos relatos. Muy bien escogidos, por cierto. A mi me parece que “la excavación” es bastante más difícil de conseguir que el de la “patria de la electricidad y otros relatos”. Por cierto, este último lo coedita Galaxia Guttenberg con Cícurlo de lectores. Saludos y suerte.
Con un texto tan corto, la verdad que deja mucho intríngulis, a ver cómo seguía la redacción.
Pues vaya
Tengo el libro delante, ahora en casa, y el título exacto es “la excavación, Dzhan y otros relatos”. La excavación y Dzhan son novelas. Por cierto, Dzhan(que es una novela cortita), quiere decir “alma que busca la felicidad”. Escribo esto último porque es una nota caracterterística de Platonov.
Rubén que bien suena le significado de “Dzhan”. Gracias de nuevo por la información.
Bender, si lo leo ya te contaré. O se Rubén se anima que nos deje aquí un trocito de como continúa…
Pues me animo.
Pero mirad. El trocito de El paso del Tiempo que habéis leído corresponde a una obra de Platonov que no está traducida al español. De este escritor, casi nada conocido por aquí hasta bien hace poco, no hay mucho disponible. Lo que os he comentado.
Si os parece, en lugar de esa continuación, os puedo transcribir el comienzo de otro relato. Pero antes me gustaría comentaros algo de Platonov. De su vida.
Según sé, era un hombre de letras y, además, con formación técnica. Le encantaba inventar cosas, aparatos, que pudieran hacer la vida de la gente más agradable. Este hombre tuvo una vida dura, acordaos de que el siglo XX en Rusia es un siglo lleno de grandes esperanzas y grandes tragedias. Un hijo suyo, de nombre Platón, murió muy jovencito, después de salir enfermo de un campo de concentración. Y él mismo estuvo en uno de esos terribles campos. Además, tuvo que sufrir la censura, vivir bajo sospecha. Y ahora, una anécdota. Un día me llevé una sorpresa. Leía la obra de otro autor ruso, uno de cuyos relatos se llamaba El encantador de serpientes. El relato estaba basado en Platónov, porque el autor había coincidido con él(forzosamente, claro) en uno de esos Campos. Ahí lo había conocido. Lo que nos dice es más o menos lo siguiente. Los prisioneros del campo acostumbraban a buscar sus propias víctimas, y un día repararon en Platonov. Sus amenazas pronto se hicieron oir, eran unos matones, pero le propusieron a Platonov que no las llevarían a efecto si todas las noches les contaba una historia, un cuento, un relato. Todas las noches. Como un encantador de serpientes.
Y ahora el relato de Platonov. Os lo envío en un comentario aparte.
LA VIEJA DE HIERRO
Susurraban las hojas en el árbol; cantaba en ellas la brisa que recorre el mundo.
Sentado bajo un árbol, el pequeño Yegor escucha la voz de las hojas, su lenguaje de palabras breves, sus murmullos.
Yegor quiso saber el significado de esas palabras del viento, qué le decían y, poniéndose de cara a él, preguntó: “¿Quién eres? ¿Qué quieres decirme?
El viento se calmó, como si en ese momento también él estuviera escuchando al niño, y luego volvió a balbucear, moviendo las hojas y repitiendo las mismas palabras.
“¿Quién eres?”, Yegor repitió su pregunta.
Nadie le respondió. La brisa dejó de soplar y las hojas parecieron dormirse. Yegor esperó a ver qué pasaría ahora, pero sólo empezó a atardecer. La luz amarilla del sol poniente iluminó el viejo árbol y se hijo más tedioso vivir. Debía irse a casa, a comer y dormir en la oscuridad, pero a Yegor no le gustaba dormir, quería vivir sin descanso y de este modo lograr ver todo aquello que vive por su propia cuenta. Lamentaba que por la noche debiera cerrar los ojos, porque las estrellas brillaban solas en el cielo, sin qué el participara de aquello.
Atrapó un escarabajo que se arrastraba por la hierba camino a su hogar y examinó la cara diminuta e inmóvil del insecto, sus ojos negros y bondadosos, que observaban a Yegor y a todo el mundo.
“¿Quién eres”, le preguntó Yegor.
El escarabajo no contestó, pero Yegor se daba cuenta de que el insecto sabía algo que él desconocía, y que simplemente fingía, se hacía el pequeñito, que se había vuelto escarabajo a propósito sin serlo realmente, sino otro alguien, Yegor no sabía quién.
“¡Mentiroso!”, exclamó Yegor y colocó al escarabajo patas arriba para descubrir quién era en realidad.
El escarabajo permanecía en silencio y sacudía con terrible fuerza sus rígidas patas, defendiéndose frente a la intromisión humana, negándose a someterse. A yegor le asombró la tenaz osadía del escarabajo, le cogió afecto y se convenció aún más de que no era un escarabajo, sino alguién más importante y listo.
“¡Mentiroso, no eres un escarabajo!-le espetó Yegor en un murmullo al insecto en su misma cara, mientras lo escudriñaba satisfecho-. No finjas, porque igual sabré quién eres. Así que mejor confiésalo.
El escarabajo agitó a la vez todas sus patas y brazos, amenazando a Yegor, que entonces decidió no seguir discutiendo con él.
“Cuando yo caiga en tus manos, tampoco diré nada”, y lanzó al escarabajo al aire para que volara a sus asuntos.
El escarabajo voló un poco, luego se posó en la tierra y continuó a pie su camino. Yegor se sintió de pronto aburrido sin él. Comprendió que nunca más lo vería y aun si lo viera, no lo reconocería, porque en la aldea había muchos otros iguales. Se iría a vivir a algún lugar, después se moriría y todos lo olvidarían: sólo Yegor recordaría al anonimo escarabajo.
Y sigue. Pero si os ha gustado, debéis continuar vosotros. Un saludo y gracias.
Ruben, muchas gracias por habernos contado sobre Platonov. Me ha gustado mucho conocer sobre él y me ha llamado la atención lo de los matones. Eso de que le contaba historias…
Te agradezco también el detalle de “La vieja de hierro”. Ne ha gustado tanto el detalle que has tenido con nosotros al escribir esto que lo pondré en una entrada en el blog.
Saludos.
Muy
wey
^_^
hola yo amo a andrei es el chiko d mi sueños aun q yo para el no wooow
q triste no pero ps lla ni modo resignacion sta padre la historia……..